Deep Learning
En el enfoque Deep Learning se usan estructuras lógicas que se asemejan en mayor medida a la organización del sistema nervioso de los mamíferos, teniendo capas de unidades de proceso (neuronas artificiales) que se especializan en detectar determinadas características existentes en los objetos percibidos. La visión artificial es una de las áreas donde el Deep Learning proporciona una mejora considerable en comparación con algoritmos más tradicionales. Existen varios entornos y bibliotecas de código de Deep Learning que se ejecutan en las potentes GPUs modernas tipo CUDA, como por ejemplo NVIDIA cuDNN.
El Deep Learning representa un acercamiento más íntimo al modo de funcionamiento del sistema nervioso humano. Nuestro encéfalo tiene una microarquitectura de gran complejidad, en la que se han descubierto núcleos y áreas diferenciados cuyas redes de neuronas están especializadas para realizar tareas específicas.
Gracias a la neurociencia, el estudio de casos clínicos de daño cerebral sobrevenido y los avances en diagnóstico por imagen sabemos por ejemplo que hay centros específicos del lenguaje (como las áreas de Broca o Wernicke), o que existen redes especializadas en detectar diferentes aspectos de la visión, como los bordes, la inclinación de las líneas, la simetría e incluso áreas íntimamente relacionadas con el reconocimiento de rostros y la expresión emocional de los mismos el giro fusiforme en colaboración con la amígdala.
Los modelos computacionales de Deep Learning imitan estas características arquitecturales del sistema nervioso, permitiendo que dentro del sistema global haya redes de unidades de proceso que se especialicen en la detección de determinadas características ocultas en los datos. Este enfoque ha permitido mejores resultados en tareas de percepción computacional, si las comparamos con las redes monolíticas de neuronas artificiales.
Hasta ahora hemos visto que la computación cognitiva se basa en la integración de procesos psicológicos típicamente humanos como el aprendizaje o el lenguaje. En los próximos años veremos como los sistemas cognitivos artificiales se expanden en múltiples aplicaciones en el ecosistema digital.
Además, veremos como el aprendizaje y el lenguaje empiezan a integrarse con más funciones psicológicas como la memoria semántica, el razonamiento, la atención, la motivación y la emoción, de forma que los sistemas artificiales vayan acercándose más y más al nivel humano de inteligencia, o quizás, como ya se adelantaba en ConsScale (una escala para medir el desarrollo cognitivo), las máquinas puedan alcanzar niveles superiores a los humanos.
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